Tal vez lo que respecta a la memoria y los recuerdos son los remanentes de los que bebe la poesía. La poeta italiana Stefania Di Leo entonces sugiere saciar aquella sed de la duda en la forja del verso. El poema de pronto es asfixia, de pronto apnea, y luego, aparece como un respiro súbito donde las imágenes se funden en el lugar de las cosas. Ya el gran poeta español, quien prologa el libro del que se retoma esta selección, sugiere el carácter «telúrico» o de «símbolos concretos» que la poeta esboza en la tradición occidental; qué decir respecto a esta observación salvando todas las distancias, Di Leo comparte con nosotros el lugar de la pérdida, de los «momentos del vacío», el que es quizá el mayor depredador de nuestra especie: no otro sino el lugar de la duda-incertidumbre donde hemos de resistir al tomar aliento.
LA MUERTE
La muerte galopa sobre el tejado del viento
se empina sobre la noche sin día,
acosa a los seres,
en los intersticios de un respiro.
La muerte se instala en la agonía, cruza océanos de luces,
roza almas sin rumbo,
trepando las fronteras del viento.
La muerte resume el llanto,
convoca a horas diferentes desenmascara
los ritos tumbando la risa del sol.
Golpea las ventanas,
mientras los vidrios rompen el dolor,
y el silencio se acomoda
en el aire frío de la noche.
La muerte desde el nicho tiene un relato
con aroma a cemento, bajo la mirada de cipreses.
Invencible golpea sin cesar.
Desdobla sueños, reencarna utopías
en el columpio de arreboles
en donde cada tarde la ciudad expira.
La muerte es una rapsodia marina
donde nacen sirenas silentes,
señala un conformismo
bajo un canto desafinado,
no conduce al paraíso
de rocas y luna menguante.
La muerte intuye que mañana seremos leyenda
barro para edificar la silueta
sin tiempo,
aire de la montaña para sostener la vida interrogativo sin respuesta.
La muerte sobre el río revolotea sin pausa
nos busca incansablemente en el jardín del alma.
TRES HAIKUS PARA LA SAKURA
Luna de primavera:
es todo lo que queda
de esas flores de cerezos!
Es noche ahora.
Entre las flores,
brotan rojas amapolas.
Escribiendo un haiku,
el césped se colorea
de un aliento de poesía.
ESTRELLAS QUE ENTRETEJEN EL ALMA, luceros en noches desoladas,
lagrimeando sobre la infinitud del universo.
Esperanza de amores lejanos,
las estrellas, enemigas de la madrugada
anclas de esperanza en el oscuro ahora…
Empapados de miedo contemplamos los astros
en la ebriedad del horizonte.
Ni siquiera la luna besa la tierra,
ni un cuervo vuela en el silencio tumbal
envolviéndonos en nombre de la vida.
Fantasmas errantes,
somos los hombres,
en estos instantes de vana incertidumbre.
DÓNDE OCULTAR EL OLVIDO
Vuelta hacia mí tu mirada,
siento una fascinación
profunda por el
respirar las aguas,
el silencio en los
dominios de un
ángel violento,
el palpitar azul del
acero y lo eterno que
duda quizá sin
existencia.
Toma mi mano;
no hay compasión en
la penumbra.
No encuentro
dónde puede ser
besado el olvido
y ocultada el alma.
Poemas del libro Ocultando el olvido* (OXEDA, México, 2022)
*Traducido por la propia autora.
Stefania Di Leo nació en Messina, Italia, el 25 de julio de 1975, cultiva la pasión por los idiomas extranjeros. Doctora en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es traductora internacional al italiano de poetas españoles, portugueses y franceses contemporáneos y colabora con diversas revistas culturales e internacionales. Ha publicado libros de poesía, entre ellos: Rosas azules sobre tomillo perfumado (España, 2011), Donde tuve tus labios (Miami, 2020), Uma so solidao 2020 (Brasil), Asím brilha el silencio con Alvaro Alves de Faria (Brasil, 2020) As sombras da tarde (Portugal, 2021) y Ocultando el olvido (2021/EUA, 2022/México.)