Leeremos cinco poemas de Federica Giordano. Poeta que nació en Nápoles en 1989. Se graduó en Lenguas Modernas por la cooperación internacional con una tesis en literatura alemana sobre Antígona de F. Hölderlin.
Se ocupa de crítica literaria y colabora con varias revistas italianas, entre ellas «Nuovi Argomenti» y «Poesia» de Crocetti.
Su primera colección de versos, Utopía Fuggiasca (Marco Saya Edizioni, 2016) ganó el Premio Bella Achamadulina (2017) italiano-ruso – sección «Tonino Guerra» – y el Premio «L’Iguana» «(2017), mención de mérito al premio Frascati.
En mayo de 2019 Marco Saya Edizioni publicó su obra La luna è un osso secco, poemario del cual hemos extraído estos poemas que hoy presentamos en la traducción de Marisol Bohórquez Godoy.
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Mientras habitamos nuestras jaulas cotidianas,
prepotente la existencia hace una revolución:
continúa a estar donde está.
Un león que una vez rugía
permanece ágil detrás de sus barrotes,
con el ojo que conserva un talento inmóvil.
La oración aguda de su músculo
abre un paso en nuestra vena.
Mentre noi abitiamo le nostre gabbie quotidiane,
prepotente l’esistenza fa una rivoluzione:
continua ad essere dov’è.
Un leone che una volta ruggiva
resta flessuoso dietro le sue sbarre,
con l’occhio che conserva un talento immobile.
La preghiera acuta del suo muscolo
apre un guado nella nostra vena.
***
Si se está en silencio se puede escuchar el sonido perenne
de la carne de los hombres,
como una sirena oculta en el contexto,
flujo continuo. Por uno que muere
otro nace y nada cambia.
El manantial no nos mira
y permanece idéntico en las orejas.
Quizás solo esto conoceremos después de la muerte:
aquel único indecente sonido.
Se si sta in silenzio si può sentire il suono perenne
della carne degli uomini,
come una sirena nascosta nel contesto,
flusso continuo. Per uno che muore
un altro nasce e nulla cambia.
La sorgente non ci guarda
e resta identica nelle orecchie.
Forse solo questo conosceremo dopo la morte:
quell’unico indecente suono.
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Este aliento caliente y esta fiebre
son vorágines indefensas,
caídas libres del dolor
en un cuerpo acostumbrado a ser duro
y a estar en pie frente a cada cosa.
Esta mirada húmeda y buena,
este olor humano
me hacen sentir un frío universal
entorno a ti, que todavía tienes una palabra
que tropieza
y cuando tiemblas, me gustaría regalarte un calor futuro,
que me atormenta.
Questo tuo alito caldo e questa febbre
sono voragini indifese,
cadute libere del dolore
in un corpo da abituare ad esser duro
e a stare in piedi innanzi ad ogni cosa.
Questo sguardo umido e buono,
questo odore umano
mi fanno sentire un freddo universale
attorno a te, che ancora hai una parola
che inciampa
e quando tremi, vorrei regalarti un tepore futuro,
che mi tormenta.
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En los hospitales la carne es voluminosa
y el ánimo se retira inobservado.
Algo vuelve a flote, el recuerdo
de cómo esa carne se hace con dolor.
Y cómo de aquel dolor queda un recuerdo.
Se sublima en palabras comunes que tienen,
ocultas, profundísimas raíces.
Tu palabra llega allá abajo,
donde el gesto encuentra su piedad,
donde fatal llegará el futuro.
Negli ospedali la carne è ingombrante
e l’animo si ritira inosservato.
Qualcosa torna a galla, il ricordo
di come quella carne si fece con dolore.
E come di quel dolore resti una memoria.
Si sublima in parole comuni che hanno,
nascoste, profondissime radici.
La tua parola arriva laggiù,
dove il gesto incontra la sua pietà,
dove fatale arriverà il futuro.
***
En un tiempo de deber
el deseo de hacer las cosas amadas
explota en la boca
como una manzana dulce
y el recuerdo permanece en nuestra parte hueca.
Como alguien
que no está
sin embargo está a un solo paso detrás de tu puerta.
In un tempo di dovere
la voglia di fare le cose amate
esplode nella bocca
come un pomo dolce
e il ricordo resta nella nostra parte cava.
Come qualcuno
che non c’è
eppure è ad un solo passo dietro la tua porta.