Vuela Palabra

Giorgio Caproni

«No maten al mar», un poema de Giorgio Caproni



Giorgio Caproni y la crónica de una muerte anunciada
Gianni Darconza

 

La poesía de Caproni que presentamos aquí aparece en su último libro, Res amissa, publicado póstumamente en 1991. En la evolución y maduración de los temas y métodos de su poesía, Giorgio Caproni (Livorno, 1912 – Roma, 1990) jamás fue uno de los poetas muy presentes en los programas de literatura italiana de las escuelas italianas, quizás porque era incómodo y políticamente incorrecto, o quizás porque siempre se mantuvo alejado de un poema hecho de puros juegos sintácticos o verbales, manteniendo una fuerte tensión narrativa hasta el final de sus días. Livornés de nacimiento, se trasladó a Génova a raíz de las dificultades económicas de la familia, le encantaba definir a su familia como “ateos, masones y blasfemos”.

……
Su poesía habla de un tema urgente, ahora más que nunca, y cada vez más presente en los discursos de los políticos de todo el mundo, y lo hace sin los falsos moralismos e hipocresías de la mayoría de los hombres en el poder. El tema está íntimamente ligado al problema del principio educativo y la idea de escuela que la sociedad actual debe desarrollar para las generaciones futuras.
Actualmente, en la sociedad occidental, el paradigma del capital humano parece prevalecer sobre el del desarrollo humano. El primero se centra en la relación entre la educación y el sistema socioeconómico, enfatizando la idea de la escuela como empresa, cuya función es formar al futuro productor, con una visión ligada a la eficiencia y la rentabilidad (de la que el mismo Caproni nos advierte en sus versos) y, por lo tanto, apuntando a una mentalidad funcional a la cultura de empresa. Este paradigma favorecería las disciplinas científicas, junto con la economía y la tecnología de la información. Según este paradigma, el hombre es esencialmente un medio de producción.

……
El paradigma del desarrollo humano, en cambio, privilegiaría la formación del ciudadano, desde un punto de vista democrático-participativo. Tal visión favorecería a las humanidades y vería al hombre como un fin más que como un medio. Si es cierto que el segundo paradigma puede parecer el más adecuado para una escuela del futuro en el ámbito democrático, hay que reflexionar sobre el hecho de que el mundo globalizado es también un mundo de productores y que los dos paradigmas, que son sólo aparentemente divergentes, podrían unirse asumiendo, como recordaba Alberto Moravia en un célebre ensayo, que el hombre también puede ser un medio en tanto se alcance un fin que es el hombre mismo, y no fetiches como el poder, el dinero, la gloria.

……
El camino medio consistiría en saber conciliar ambos paradigmas, el del capital humano y el del desarrollo humano, para formar no sólo al futuro productor o futuro ciudadano, sino al hombre completo. Como acertadamente observó Massimo Baldacci, hay cuestiones, como las medioambientales, que involucran ambas competencias, la científica y la humanística, ya que “si la cultura humanística es ciertamente esencial en una educación para la democracia, el valor de las competencias científico-tecnológicas para una cultura democrática es amplio y profundo”.

……Por eso la poesía de Caproni es más actual que nunca y su mensaje es todo menos obvio. Las manifestaciones extremas del clima que estamos presenciando en los últimos años son la prueba más clara de ello. Hay quienes dicen hoy que el punto de no retorno es inminente. Este punto no está destinado a la naturaleza, sino a su anfitrión más arrogante, el hombre. Porque, como nos recuerda el final del poema de Caproni, nuestro planeta puede sobrevivir fácilmente incluso a nuestra extinción, y de hecho ganaría en salud y belleza.

Traducción de Marisol Bohórquez Godoy

 

 



Giorgio Caproni e la cronaca di una morte annunciata
A cura di Gianni Darconza


La poesia che qui presentiamo fu pubblicata da Caproni nell’ultima sua raccolta, Res amissa, uscita postuma nel 1991. Nell’evoluzione e maturazione dei temi e dei modi della sua poesia, Giorgio Caproni (Livorno, 1912 – Roma, 1990) non è mai stato uno dei poeti molto presenti nei programmi di letteratura italiana delle scuole italiane, forse perché scomodo e politicamente poco corretto, o forse perché ha sempre mantenuto le distanze da una poesia fatta di puri giochi sintattici o verbali, conservando una forte tensione sociale e narrativa fino alla fine dei suoi giorni. Livornese di nascita, trasferitosi a Genova in seguito alle difficoltà economiche familiari, amava definire la propria famiglia come “atea, massone e di bestemmiatori”.

……La sua poesia parla di un tema più che mai urgente e sempre più presente nei discorsi dei politici di tutto il mondo, e lo fa senza i falsi moralismi e le ipocrisie di gran parte degli uomini di potere. Il tema si lega strettamente al problema del principio educativo e dell’idea di scuola che la società di oggi dovrebbe sviluppare per le future generazioni.
Al momento, nella società occidentale, sembra prevalere il paradigma del capitale umano su quello dello sviluppo umano. Il primo mette in primo piano il rapporto tra l’educazione e il sistema socio-economico, enfatizzando l’idea della scuola come un’impresa, la cui funzione è quella di formare il futuro produttore, con una visione legata all’efficienza e al profitto (da cui ci mette in guardia lo stesso Caproni nei suoi versi) e dunque rivolta a una mentalità funzionale alla cultura d’impresa. Tale paradigma privilegerebbe le discipline scientifiche, unitamente a quelle economiche e informatiche. Secondo tale paradigma l’uomo costituirebbe sostanzialmente un mezzo per la produzione.

……Il paradigma dello sviluppo umano privilegerebbe invece la formazione del cittadino, in un’ottica democratico-partecipativa. Tale visione favorirebbe le discipline umanistiche, e vedrebbe l’uomo come fine, anziché come mezzo. Se è vero che il secondo paradigma potrebbe sembrare il più consono per una scuola del futuro in ambito democratico, si deve riflettere sul fatto che il mondo globalizzato è anche un mondo di produttori e che si potrebbero unire i due paradigmi, solo apparentemente divergenti, assumendo, come ricordava Alberto Moravia in un celebre saggio, che l’uomo può anche costituire un mezzo purché si raggiunga un fine che è l’uomo stesso, e non feticci come il potere, il denaro, la gloria.

……La via di mezzo consisterebbe nel saper conciliare entrambi i paradigmi, quello del capitale umano e quello dello sviluppo umano, per formare non solo il futuro produttore o il futuro cittadino, ma l’uomo completo. Come ha giustamente osservato Massimo Baldacci, vi sono questioni, come quelle ambientali, che chiamano in causa entrambe le competenze, quella scientifica e quella umanistica, dal momento che “se la cultura umanistica è senz’altro essenziale in una istruzione per la democrazia, il valore delle competenze scientifico-tecnologiche per una cultura democratica è ampio e profondo.”

……Per questo motivo la poesia di Caproni è più attuale che mai, e il suo messaggio tutt’altro che scontato. Le manifestazioni estreme del clima a cui stiamo assistendo negli anni recenti ne sono la prova più evidente. C’è chi dice oggi che il punto di non ritorno sia prossimo. Tale punto non è da intendersi per la natura, bensì per il suo ospite più arrogante, l’uomo. Perché, come ci ricorda il finale della poesia di Caproni, il nostro pianeta può sopravvivere tranquillamente anche alla nostra estinzione, e anzi ne guadagnerebbe in salute e bellezza.

 

 



NO MATEN AL MAR

No maten al mar,
a la libélula, al viento.
No ahoguen el lamento
(el canto!) del manatí.
El gálago, el pino:
incluso de esto está hecho
el hombre. Y quien por vil provecho
fulmina un pez o un río,
no lo nombres caballero
del trabajo. El amor
se acaba donde se acaba la hierba
y el agua muere. Donde
desaparece la selva
y el aire verde, quien queda
suspira en el cada vez más vasto
país descompuesto. Cuán bella
podría volver a ser,
desapareciendo el hombre, la tierra

 


NON UCCIDETE IL MARE

Non uccidete il mare,
la libellula, il vento.
Non soffocate il lamento
(il canto!) del lamantino.
Il galagone, il pino:
anche di questo è fatto
l’uomo. E chi per profitto vile
fulmina un pesce, un fiume,
non fatelo cavaliere
del lavoro. L’amore
finisce dove finisce l’erba
e l’acqua muore. Dove
sparendo la foresta
e l’aria verde, chi resta
sospira nel sempre più vasto
paese guasto: Come
potrebbe tornare a essere bella,
scomparso l’uomo, la terra.



Giorgio Caproni (Livorno, 1912 – Roma, 1990). Poeta, crítico literario y traductor italiano. Pasó su adolescencia y primera juventud en Génova. Su itinerario artístico fue muy largo y personal: su primer libro, Come un’allegoria, se publicó en 1936 y el último, Res amissa, se publicó póstumamente en 1991. Otros poemarios dignos de mención son Finzioni (1941), Cronistoria (1943), Stanze della funicolare (1952) e Il passaggio di Eneas (1956), que constituye una recopilación de los libros anteriores. En la continua evolución y maduración de los temas y formas de su poesía, siempre mantuvo una intensidad expresiva y una tensión narrativa muy fuerte.

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1 comentario en “«No maten al mar», un poema de Giorgio Caproni”

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