Vuela Palabra

Juan Carlos Acevedo Ramos

«Hilo» y otros poemas de Juan Carlos Acevedo Ramos

Me complace presentar una selección de poemas del poeta colombiano Juan Carlos Acevedo Ramos, textos que ofrecen una mirada íntima y conmovedora a la vida, la memoria y la identidad. A través de imágenes vívidas y una prosa lírica, el autor teje una narrativa que evoca la conexión profunda con las raíces familiares, la influencia de la tradición y la transformación personal. Desde la evocación de la infancia perdida hasta la exploración del duelo y la esperanza en medio de la adversidad, estos poemas invitan al lector a reflexionar sobre su propia experiencia y conexión con el mundo que le rodea. Espero que los disfruten.

Marisol Bohórquez Godoy

 

 

 


Hilo

Las manos de los primeros mayores
fueron curtidas por el sol
y selladas por la tierra negra.
Manos de hombres primitivos,
sabias a la manera de quien comparte
los secretos de la lluvia y el viento.
Mis mayores
tatuaron los surcos de la siembra en sus rostros.

Soy hijo de esas manos y esos rostros.
En mi espalda cargo la historia terrenal de mis antiguos.

No quiero arrojar vergüenza
sobre el linaje de mi familia,
por eso desde sus oraciones o sus cantos
díganles que cambié surcos y acequias,
semillas y raíces por palabras
y sigo siendo digno descendiente de su estirpe.

 


Biografía mínima de un palabrero

Abuela me enseñó
el misterio que habita en las palabras.
Imponía su silencio en medio de la noche
para que yo, niño aún, la escuchara pronunciar:
candil, desierto, tempestad y chinchorro.
Me enseñó que dentro de la palabra raíz
un corazón se agita para llenar de esperanza
los días del hambre y en la palabra voz
están contenidas todas las músicas del mundo.
Ella dijo: profundo, en la palabra abismo,
arde toda la luz que buscan los pájaros.
De ella aprendí que la palabra cosmogonía
lleva en cada letra la historia de todos nosotros.
Viví como quien encuentra en las palabras
la cartografía secreta de un viejo buhonero.
Cada día fue un redoblar de tambores en la acequia.
Días hechos con sonidos de letras indomables.
Nunca supe que hacer con ellas.
Hoy,
cuando los años reclaman los secretos de la infancia,
invoco a Abuela y su fantasma
para que revelen el misterio
de las palabras que olvidé.

 


Para Vito Apüshana
palabrero mayor

 

 

Solares de la infancia

Perdido en el tiempo
y ajeno a los pasos de los soberbios.
Intacto y limpio,
desordenado y lleno de un verde vegetal
era el solar en casa de Abuela.

Hoy invade mi memoria
y salto los altos muros que construyen los años
para llegar hasta sus rejas oxidadas,
y deshacer los cercos de guadua
donde ella refugiaba sus árboles
de las crueles manos de un niño en época de juegos.

Patio solar
bañado por el tintineo de una lluvia de provincia
regresas a mi
lleno de voces familiares.
En tu tierra empobrecida queda lo que fui:
…………la lámpara de petróleo
…………que iluminó, por última vez, el rostro de mi padre,
…………el beso triste que asombró
…………la boca de una muchacha vestida de miseria
…………y las letras de un nombre, tan simple como el pan,
…………que no cubre el manto del olvido.

 

Leyenda bajo el olor de un pebetero
I

Bajo el olor agónico de un pebetero lo observo trabajar. Una canción popular vibra en la atmósfera de su taller. Las horas se pierden entre revistas de historietas y hormas y duendecillos invisibles. Mis años no suman la edad del colibrí y el letargo de febrero se hace más dulce en su compañía. El olor del cigarrillo y su voz de radio viejo me llevaban por mundos imaginarios.
Sencillo como el trigo y necesario como el pan, este hombre practica el viejo oficio de remendar nuestro calzado; el viejo e inútil oficio de prolongar nuestras huellas sobre el agua. Empeñado en borrar nuestro pasado curvó su espalda y su sombra para siempre.
II
Cada martes, mientras la tarde pendía de una aguja y el olor del pebetero moría sobre el cielo raso, me enseñaba el mundo mágico de los héroes de papel, abría la tapa de un baúl, que mi memoria recuerda como un cofre lleno de tesoros, y me obsequiaba una revista de aventuras.
La infancia guarda secretos que la vejez reclama.
Mis zapatos escolares, los tacones de Madre y un par de botas de Padre eran la excusa para adentrarme en el mundo silencioso del papel y la empresa de remendar nuestros pies este hombre la ofrecía a unos dioses que yo desconocía.
III
Llegó «el tiempo del deshielo» y nuestros caminos se cortaron. Su cuerpo jorobado se evaporó tras el limpio olor del pebetero de cobre y mis huellas sobre el agua también.
La infancia guarda secretos que la vejez reclama.
Este hombre reposa entre hojas de papel descoloridas donde remienda desde siempre mis sucios zapatos de la escuela.

 


Radiografía de la ausencia


«Cuánto más grandes los hombres
más solos se quedan»
De una canción popular

 

Viejo en tu ausencia el bueno de Dios se ha vuelto amigo. En los bares donde no entras a beber, la silla que debes ocupar se llena con tu vacío; al que ofrezco una cerveza que no bebe nunca. Entonces pido un cigarrillo que dejo encendido hasta que por completo se lo fuma tu fantasma.
Ahora que recorro restaurantes, avenidas y duermo mal en hoteles de todas las ciudades, ahora que cualquier mujer de esquina me ofrece algo más que su sexo tibio y sus senos de candil, ahora que el corazón está hecho añicos necesito de tu mano y tus palabras.
Papá, en las noches de embriaguez me hace falta tu voz ordenándome dormir. Dime quién sabe de tu pasión por el fútbol y por las novelas de vaqueros. A quién hace vibrar tu historia del carbonerito. Quién conoce tu secreto sobre el vuelo del albatros.
Hoy que la vida vuelve a sonreír quiero saber qué neblinas respiras. Cuáles gotas de sudor mojan tu sombra. Dónde apagas el último cigarrillo. Quiero saber si todavía hueles la lluvia.
Es duro crecer sin ti, sin tu silbido en las mañanas cuando la cuchilla atraviesa tu rostro y el ruido de tus zapatos me despierta. Aquí las calles de mayo siguen solas, nadie cura mis heridas de juegos perdidos, nadie remienda mis ojos al final de un amor. Camino solo, papá, y la noche me seduce de nuevo.
Mañana te habré olvidado otra vez.

 


Salmo para después de la guerra

 

Tal vez la poesía, […]
puede ser la prueba irrefutable,
o cabeza de un prontuario definitivo
de que Dios existió alguna vez.
Héctor Rojas Herazo

 

Señor,
ahora somos frágiles…
los años de la derrota (aunque hayan quedado en el olvido)
habitan entre nosotros. Por eso hoy el poema es bálsamo
Señor de los remendados,
ya no podemos elevar oraciones:
conjuros para ahuyentar enemigos y pestes,
tal vez un Poema que sirva de diálogo
para diluir tantos miedos acunados en viejas plegarias.

Señor como tus llagas,
las nuestras son huellas de fe
en medio de la ola de siniestros.
También hemos caído y nos hemos levantado
para espantar los pájaros de la angustia
que anidan en nuestras lágrimas.

Señor de los fragmentados,
redime con tu sabia mudez a tus hombres y mujeres,
herederos ambos del miedo,
para que la fragilidad se desvanezca y
retornen a nuestra voz y nuestros sueños
y nuestras casas las Bienaventuranzas.

Así sea.

 


Juan Carlos Acevedo (Manizales, Colombia) es poeta y divulgador cultural. Ha publicado los libros de poesía Los Amigos Arden en las Manos (2010), Noticias del tercer mundo (2010), Historias alrededor de un fogón (2012), Los huéspedes secretos (2014), Correo de la noche (2018) y La casa en el invierno (2020) y Mujeres sin sombra (2024). El libro de historia Las letras que nos nombran. Revisión de la literatura del Viejo Caldas. 1834-1966 (2017). Obtuvo los premios XII Concurso Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus (2023), VI Premio de Poesía “Carlos Héctor Trejos” y el Permio Nacional de Poesía “Descanse en Paz la Guerra” Casa de Poesía Silva. Ha sido finalista el Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura de Colombia en 2015 y segundo lugar en el Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá en 2020. Es profesional en Bibliotecología de la Universidad del Quindío y director del taller de escritura creativa RELATA del Ministerio de Cultura en Manizales. Algunos de sus poemas hacen parte de varias antologías colombianas y de algunas antologías en Uruguay, Chile, Colombia, México, Estados Unidos, España, Bulgaria, Rumania y Grecia.

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