Vuela Palabra

Ioana Alexandrescu

Tres poemas de Ioana Alexandrescu

Nos complace presentar tres poemas inéditos de la poeta Ioana Alexandrescu (Oradea, Rumanía, 1975), doctora en filología por la Universidad Autónoma de Barcelona y profesora en la misma universidad. Es la autora de los libros de poesía Calla Lilies (2015) y Prados azules (2017) y de los libros de crítica literaria La voz autobiográfica de María Zambrano (2013), Brevemente, la vida: un acercamiento al discurso autobiográfico breve (2013) y Ubú: una lectura del monstruo (2019). Poemas y microrrelatos suyos, escritos en español, rumano y francés, han sido publicados en revistas de varios países.



Pasos

Si todos se abalanzan,
tú mantente al margen.

Si todos dicen rápido, más rápido,
detente,
como el niño en el parque esperando su turno,
mientras que otros lo insultan
y se empujan en el tobogán.
*
La angustia se fortalece cada día,
quieras o no.
*
Las raíces se tejen lejos de ti,
tu hilo no hará más que darle
más figura a lo cosido.
*
Si el camino hacia ti no existe,
no habría nada que arruinar.
*
No busques, cuerpo,
no te tiendas, mano,
quedaos quietos
y esperad vuestro turno.
*
Tan solo respirar.
*
Un día,
lo reconocerás
en un gesto de tu infancia,
o tal vez en la forma que le construiste al ídolo.

Pero antes de fiarte,
escucha,
no vaya a hablar la lengua de los otros,
del miedo, o del apareamiento,
sino del cuerpo a punto de ser cuerpo
y de los símbolos que dicen que no mueren.
*
Si todo tuviera sustancia,
se engrosaría hasta el punto de no ver.
Aquí, a veces, algo se vislumbra.
*
Si no encuentras nada,
deja que el mundo se siga abalanzando
y vuelve a casa con las manos vacías.



Ahorro de energía

Pensar que nos iremos a un campo florido.
Lentas escafandras, lunas,
se hundirán en posición fetal
y nadie, aquel tampoco,
podrá salvarnos.

“Cuando te vas,
lo dejas todo,
no hay nada que consigas
llevarte al más allá”,
advierten los sabios.

¿Será que alguna vez tuvimos más
que este pobre cuerpo
—lunas nadando,
cigotos, soles, armadura, aire—?
Bueno sería
que fuera como dicen,
dejarlo todo
e irnos más allá sin nada.

Pero lo que dejaremos
será apenas nada.

Nos iremos
con todo y todo.



Venación paralela

Siente la sed de las hojas
aquí, en el cuenco dormido del segundo,
en la recóndita absolución del pliegue más cercano.
Siente que jamás volverán a tamizar las estrellas,
ni la bondad del domingo en el sol derramada,
jamás volverán a cubrir tus ojos,
ni tan siquiera se arrastrarán bajo tus pasos.

Todo lo que sientes habrá tomado su forma
de la extraña manta dactilar
que han dejado para abrigar tus manos
y aunque sabes que de ellas
ya nada brillará jamás,
su nervadura sigue aquí,
apenas parecida a tus venas.

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