Vuela Palabra

Sobre Un lugar seguro. Libro de ensayos de Olivia Teroba.

Un lugar seguro, la obra debut de Olivia Teroba, cumple un año de existencia en el mundo. Pronto se publicará la segunda edición de este libro –con nuevos textos que ya merecen una reseña aparte–, y por si fuera poco en las próximas semanas saldrá también su primer libro de cuentos Respirar bajo el agua, de nuevo de la mano de la Editorial Paraíso Perdido.

A propósito de la charla y lectura con Olivia Teroba de ayer en mi perfil de Instagram, les comparto esta reseña que escribí cuando tuve la alegría de presentar su libro en Tlaxcala, y que corregí y ahora publico en este espacio. 

Andrea Muriel

Buscando nuestro lugar seguro

Frente a estantes completos de literatura mayor, de los grandes temas como la guerra, la muerte, la política, Un lugar seguro se presenta como una escritura necesaria. Se trata de esta literatura íntima que habla de los platos sucios, de las noches de ansiedad sin dormir, de las fallas de nuestros padres. Desde hace unos años la literatura escrita por mujeres ha tenido un gran auge, sobre todo la que habla de las pequeñas cosas que la gran literatura nos enseñó a ignorar. Personalmente descubrí que el año pasado casi todos los libros que leí fueron escritos por mujeres, y no se trató de una estrategia política –también válida y poderosa– sino de que simplemente me gustaban más, de que me reconocía más en las preocupaciones de Sylvia Molloy, Meena Kandasamy, Belén López Peiró, Luna Miguel, Sharon Olds, Olivia Teroba, que en las de las escrituras masculinas.

Como dice Joanna Russ la experiencia de las mujeres ha sido considerada menos amplia y menos representativa, tomando a temas como el futbol y los deportes masculinos como importantes y a la moda o las charlas entre amigas, como triviales. Lo problemático de este tipo de pensamiento es que pone de lado la experiencia de la mitad de la población mundial. Creo que cada vez que pienso en lo bonito y poderoso de la literatura íntima, menciono a Joanna Russ ¿me voy a cansar de citarla? Entre tantas reseñas o presentaciones de libro en las que se ha citado al mismo escritor metafísico hasta el cansancio, incluso creo que la repetición de Joanna Russ es un merecido descanso. Además, su libro Cómo acabar con la escritura de las mujeres tiene mucho que ver con Un lugar seguro. En 2018, Olivia y yo lo encontramos en la FIL de Guadalajara (sí, soy esa amiga de la que habla en el ensayo y cada que lo leo me emociono y me siento cómplice) y nos pareció una joya tremenda porque acababa de publicarse la traducción al español a pesar de que el libro se publicó originalmente muchos años antes; en 1983. A este punto tengo que confesar que sin duda este el texto más iluminador que he leído en años y para nosotras el tenerlo en nuestras manos fue reconocer, en una versión crítica, las intuiciones que teníamos desde hace tiempo.

En Un lugar seguro se escribe desde donde una está, desde esta experiencia propia. La correspondencia de este título con Una habitación propia de Virginia Woolf nos dice que en el siglo XXI además de tener una habitación propia, necesitamos un lugar seguro. Y este lugar puede ser desde el mundo interior propio, el encontrar el lugar desde donde situarse como escritora, o más llanamente, el que el mundo en que vivimos sea un lugar seguro para las mujeres que lo habitamos, pues es complicado sentarse a escribir tranquilamente cuando una teme salir a caminar afuera de su casa.

Además, al ponerle este título a su libro lo instaura en la tradición de la literatura escrita por mujeres reconociéndolas como sus ejemplos a seguir. Hace poco presenté el libro de una amiga poeta, quien en su poemario rememora a varias escritoras que nos precedieron, sobre todo, poetas que pusieron fin a su vida; Olivia Teroba hace existir en Un lugar seguro a escritoras como Nellie Campobello, Yolanda Oreamuno, Emily Dickinson, Josefina Vicens, Koleka Putuma, Jessa Crispin, Clarice Lispector, Alejandra Eme Vázquez, Elena Garro, Marguerite Duras, Tamara Kamenszain, Elena Poniatowska, Sylvia Plath y Cecilia Pavón.

Mujer y tlaxcalteca a Teroba le interesa saber de dónde parte, y se siente sucesora de estos grupos marginados en vez de la salida fácil que es reconocerse en escritores muy famosos y, hombres. Sabemos que al hablar de algo lo hacemos existir, por eso al hablar de los artistas tlaxcaltecos, el pintor Desiderio Hernández Xochitiotzin y el escritor Miguel N. Lira, los coloca en una tradición en la que ella decide inscribirse.

El libro consta de diez ensayos, el primero comienza hablando de cuando su hermano se mudó con ella y conecta de inmediato con el lector pues habla de esas cosas que solemos hacer al vivir solos pero que no son bellas ni agradables como quitar la cochambre de la estufa. Además, desde este texto Olivia nos habla de cosas muy personales como “Con frecuencia suelo irme a los extremos. Por ejemplo, atiendo demasiado a las personas o no les pongo atención en absoluto”. Podríamos crearnos una idea de quién es Olivia a partir de estos textos, pero lo que a mí me parece más interesante en este tipo de escrituras no es llegar a configurar la verdad de la persona sino el modo en que la autora hace que nos sintamos, en la empatía que produce, ya que nos muestra esa otra realidad de lo que sólo se cuenta entre amigos muy cercanos y pone el dedo en la llaga de la realidad no dicha.

Al principio pensé que me acercaba más a Olivia, y por supuesto de alguna manera sí, pero sobre todo ahora sé que me siento más cercana a su figura autoral textual, es decir, a aquello de Olivia que puede desprenderse de sus textos y que seguramente en algunas aristas se unirá con la Olivia de carne y hueso que conozco. Esto me parece importante mencionarlo porque muchas veces, al hablar de libros de corte autobiográfico e incluso íntimos, la crítica suele equiparar al yo que escribe con el yo que vive. Y sabemos que en ocasiones esas críticas pueden llegar a materializarse en la mala fe de la que habla Russ y que no nos interesa en este escrito. Volviendo al punto, esta Olivia que habla en Un lugar seguro, desnuda varias de sus obsesiones ante nosotros: su irse a los extremos, el cuidar a los otros o descuidarlos, preocuparse por ordenar la casa, aunque ese impulso se vaya casi de inmediato, curarse de las enfermedades que no tiene, la obsesión por escribir, su obsesión por Elena Garro. Teroba nos muestra sus miedos:

Mi abuelo tiene una mirada inteligente, y una vitalidad impresionante. Quisiera tener la mitad de energía que él. A veces me levanto en días aciagos y apenas puedo moverme de la cama. Al mundo se le va el brillo. Pronto, él va a cumplir ochenta años. Mi madre, cincuenta. Yo, treinta. A mi edad, él ya llevaba varios años trabajando como profesor y estaba casado. Ella tenía dos hijos y estaba a punto de divorciarse. Yo no veo demasiado lejos en el futuro. Vivo un poco al día. Tengo miedo de no encontrar un buen trabajo donde pueda dedicarme a lo que me gusta. Tengo miedo de no pertenecer a nada. Tengo miedo de olvidar lo que es importante y dejar de escribir.

También habla de lo incómodo: “Coincidió que justo estaba en una etapa de transición, es decir: sin trabajo” y es muy consciente de que, como todos, no siempre es una buena persona: “El egoísmo, al parecer, viene por instinto. Es la sensación de que alguien nos está robando algo”. Puedo encontrar en este libro varias características de la literatura confesional e incluso autoficcional con sus implicaciones políticas. En Un lugar seguro se intercalan eventos cotidianos con recuerdos fuertes y dolorosos. Sara Ahmed en su libro La promesa de la felicidad habla sobre cómo es incorrecto socialmente hablar de cuestiones incómodas o desagradables ya que cargamos con el imperativo de la felicidad moral. Sin embargo, el hacerlo es un gesto político.

El ensayo “Obra negra”, comienza con una frase demoledora “Cuando era adolescente, todo el tiempo pensaba que no quería ser como mi madre”, esta frase podría parecer injusta, pero también es cierto que se trata de esas cosas que todos hemos sentido alguna vez, tal vez por el enojo del momento, o porque fuimos adolescentes. En este ensayo, que comienza hablando de la madre y sus acciones, Oliva desenreda las relaciones del México clasemediero. Cuando habla de su madre, no está hablando solamente de su madre, sino de todas nuestras madres, de los abusos que la mujer mexicana ha soportado por años y los que la adolescencia de las hijas no pueden comprender. Mis padres también se divorciaron y puedo encontrarme en varias de las cosas que Olivia enuncia y también alguna vez pensé. Sin embargo, al recorrer el ensayo, Teroba va descubriendo que si bien, varias de sus heridas provienen de lo que vivió en su adolescencia, estas sobre todo existen por un sistema patriarcal que suele echarle la culpa de “su suerte” a las mujeres, cuando el mismo sistema las inhabilita para alzar la voz, para encontrar otros modos. Además, ya por el final del ensayo, Olivia se encuentra reflejada en la madre. Me parece que la moraleja aquí, es que no podemos seguir culpando a las mujeres de lo que nos sucede.

En “Hometown”, mi ensayo favorito del libro, Olivia dice con oraciones entrecortadas y breves, mucho más de lo que podría decir al explicar más. El silencio alrededor de estas frases las vuelve contundentes y poderosas, así como también dolorosas. Para Teroba, hablar sobre la familia es hablar de Tlaxcala, también lo es encontrarse en las diferencias con sus tíos y abuelos. Pero siempre prevalece el amor y la necesidad por acercarse a los otros, por pertenecer a algo. Cuando el abuelo le pregunta sobre qué está escribiendo, ella contesta “sobre Tlaxcala”, y si bien es cierto que esta ciudad está presente en todo el texto, también ella contesta “Tlaxcala” porque este es el tema favorito de su abuelo.

Hace años, en la universidad, le comenté a un amigo escritor que estaba muy entrada escribiendo sobre la muerte. Pensé que se alegraría, pero me paró en seco y me dijo: ¿escribes sobre la muerte porque es un tema importante o porque es importante para ti? Esta reflexión modificó completamente mi escritura al darme cuenta que no todos los temas son para todos y más aún, que no existe tan cosa como los temas universales y, al contrario, aprendí a explorar la riqueza de lo particular. Olivia justamente nos habla de lo que es importante para ella y nos invita a expresar el dolor, a compartir y reconocer nuestros defectos. También habla de la violencia que la rodea, que nos rodea. Ella no defiende a capa y espada, tampoco critica sin objetividad, incluso hay muchas contradicciones en cómo se siente y en lo que hace. Y esto lo hace más auténtico. Más real. Pero lo que más me gusta de Un lugar seguro es que se trata sobre todo de un libro muy entretenido, entrañable, casi igual que platicar con una amiga cercana una tarde cualquiera, tomando un café.

Un lugar seguro-Olivia Teroba

Olivia Teroba (Tlaxcala, 1988). Escritora y editora. Estudió Comunicación y Letras. Ha sido becaria de diversos programas de escritura, como la Fundación para las Letras Mexicanas, el FONCA y Under the Volcano. Su libro de ensayos Un lugar seguro, fue publicado en 2019 por Paraíso Perdido. Respirar bajo el agua, su libro de cuentos, será publicado por la misma editorial en noviembre de este año.

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