Vuela Palabra

Oliverio Girondo-Vuela Palabra

Siesta y otros poemas de OLIVERIO GIRONDO

Leeremos “Siesta” y otros poemas de Oliverio Girondo (Argentina, 1891‑ 1967). Poeta adherido a la corriente del ultraísmo. Fue colaborador de las revistas que marcaron tendencia vanguardista como Proa, Prisma y Martín Fierro, donde también escribieron otros notables autores como Macedonio Fernández, Jorge Luis Borges y Leopoldo Marechal. Entre sus libros figuran: Veinte poemas para leer en el tranvía (1922), Calcomanías (1925), El espantapájaros (1932), Persuasión de los días (1942), En la masmédula (1953), entre otros. Mantuvo una entrañable amistad con poetas como Federico García Lorca y Pablo Neruda. En sus últimos años desarrolló un interés por la pintura, sobre todo surrealista. Su libro En la masmédula representa un intento extremo de expresión y se le ha comparado con Trilce del peruano César Vallejo. En 1961 sufrió un grave accidente que tendría secuela hasta sus últimos días.

La traducción al italiano es de Gianni Darconza.


No soy yo quien escribe estas palabras huérfanas
Non sono io che scrivo queste parole orfane




SIESTA

Un zumbido de moscas anestesia la aldea.
El sol unta con fósforo el frente de las casas,
y en el cauce reseco de las calles que sueñan
deambula un blanco espectro vestido de caballo.

Penden de los balcones racimos de glicinas
que agravan el aliento sepulcral de los patios
al insinuar la duda de que acaso estén muertos
los hombres y los niños que duermen en el suelo.

La bondad soñolienta que trasudan las cosas
se expresa en las pupilas de un burro que trabaja
y en las ubres de madre de las cabras que pasan

con un son de cencerros que, al diluirse en la tarde,
no se sabe si aún suena o ya es sólo un recuerdo
¡Es tan real el paisaje que parece fingido!



SIESTA

Un ronzio di mosche anestetizza il villaggio.
Il sole unge con fosforo la facciata delle case,
e nell’alveo rinsecchito delle strade che sognano
passeggia un bianco spettro vestito da cavallo.

Pendono dai balconi grappoli di glicini
che aggravano il fiato sepolcrale dei cortili
nell’insinuare il dubbio che forse sono morti
gli uomini e i bambini che dormono per terra.

La bontà sonnolenta che trasudano le cose
si esprime nelle pupille di un asino che lavora
e nelle mammelle di madre delle capre che passano

con un suono di campanacci che, diluendosi nella sera,
non si sa se suona ancora o è ormai solo un ricordo
è così reale il paesaggio che sembra finto.




PEDESTRE

En el fondo de la calle, un edificio público aspira el mal
olor de la ciudad.

Las sombras se quiebran el espinazo en los umbrales, se
acuestan para fornicar en la vereda.

Con un brazo prendido a la pared, un farol apagado tiene
la visión convexa de la gente que pasa en automóvil.

Las miradas de los transeúntes ensucian las cosas que se
exhiben en los escaparates, adelgazan las piernas que cuelgan
bajo las capotas de las victorias.

Junto al cordón de la vereda un quiosco acaba de tragarse
una mujer.

Pasa: una inglesa idéntica a un farol. Un tranvía que es
un colegio sobre ruedas. Un perro fracasado, con ojos de prostituta
que nos da vergüenza mirarlo y dejarlo pasar.

De repente: el vigilante de la esquina detiene de un golpe
de batuta todos los estremecimientos de la ciudad, para que
se oiga en un solo susurro, el susurro de todos los senos al
rozarse.



PEDONE

In fondo alla via, un edificio pubblico aspira il cattivo
odore della città.

Le ombre si spezzano la spina dorsale nelle soglie, vanno
a letto per fornicare sul marciapiede.

Con un braccio appoggiato alla parete, un lampione spento ha
la visione convessa della gente che passa in macchina.

Le occhiate dei passanti insozzano le cose che si
espongono nelle vetrine, dimagriscono le gambe sospese
sotto i cappucci delle vittorie.

Vicino al bordo del marciapiede un chiosco si è appena ingoiato
una donna.

Passa: un’inglesina identica a un lampione. Un tram che è
una scuola su ruote. Un cane fallito, con occhi da prostituta
che fa vergogna solo a guardarlo e lasciarlo passare.

All’improvviso: il vigile all’angolo arresta con un colpo
di bacchetta tutti i fremiti della città, affinché
si senta un solo sussurro, il sussurro di tutti i seni che si
sfiorano.


APUNTE CALLEJERO

En la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos senos bizcos

buscando una sonrisa sobre las mesas. El ruido de los automóviles destiñe
las hojas de los árboles. En un quinto piso, alguien se crucifica al abrir de par
en par una ventana.

Pienso en dónde guardaré los quioscos, los faroles, los transeúntes, que se
me entran por la pupilas. Me siento tan lleno que tengo miedo de estallar…
Necesitaría dejar algún lastre sobre la vereda…

Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de pronto, se arroja
entre las ruedas de un tranvía.



APPUNTO DI STRADA

Nella terrazza di un caffè c’è una famiglia grigia. Passano dei seni strabici
in cerca di un sorriso sopra i tavoli. Il rumore delle automobili scolorisce
le foglie degli alberi. Al quinto piano qualcuno si crocefigge nello spalancare
una finestra.

Penso a dove conserverò i chioschi, i lampioni, i transeunti che mi
entrano tra le pupille. Mi sento così pieno che ho paura di esplodere…
Avrei bisogno di lasciare qualche zavorra sul marciapiede…

Quando raggiungo un angolo, la mia ombra si separa da me e, all’improvviso, si lancia
tra le ruote di un tram.




de ESPANTAPÁJAROS

14

Mi abuela —que no era tuerta— me decía:
“Las mujeres cuestan demasiado trabajo o no valen la pena. ¡Puebla tu sueño con las que te gusten y serán tuyas mientras descansas!
“No te limpies los dientes, por lo menos, con los sexos usados. Rehúye, dentro de lo posible, las enfermedades venéreas, pero si alguna vez necesitas optar entre un premio a la virtud y la sífilis, no trepides un solo instante: ¡El mercurio es mucho menos pesado que la abstinencia!
“Cuando unas nalgas te sonrían, no se lo confíes ni a los gatos. Recuerda que nunca encontrarás un sitio mejor donde meter la lengua que tu propio bolsillo, y que vale más un sexo en la mano que cien volando.”
Pero a mi abuela le gustaba contradecirse, y después de pedirme que le buscase los anteojos que tenía sobre la frente, agregaba con voz de daguerrotipo:
“La vida —te lo digo por experiencia— es un largo embrutecimiento. Ya ves en el estado y en el estilo en que se encuentra tu pobre abuela. ¡Si no fuese por la esperanza de ver un poco mejor después de muerta!…
“La costumbre nos teje, diariamente, una telaraña en las pupilas. Poco a poco nos aprisiona la sintaxis, el diccionario, y aunque los mosquitos vuelen tocando la corneta, carecemos del coraje de llamarlos arcángeles. Cuando una tía nos lleva de visita, saludamos a todo el mundo, pero tenemos vergüenza de estrecharle la mano al señor gato, y más tarde, al sentir deseos de viajar, tomamos un boleto en una agencia de vapores, en vez de metamorfosear una silla en transatlántico.
“Por eso —aunque me creas completamente chocha— nunca me cansaré de repetirte que no debes renunciar ni a tu derecho de renunciar. El dolor de muelas, las estadísticas municipales, la utilización del aserrín, de la viruta y otros desperdicios, pueden proporcionarnos una satisfacción insospechada. Abre los brazos y no te niegues al clarinete, ni a las faltas de ortografía. Confecciónate una nueva virginidad cada cinco minutos y escucha estos consejos como si te los diera una moldura, pues aunque la experiencia sea una enfermedad que ofrece tan poco peligro de contagio, no debes exponerte a que te influencie ni tan siquiera tu propia sombra.
“¡La imitación ha prostituido hasta a los alfileres de corbata!”



da SPAVENTAPASSERI

14

Mia nonna ‑che non era guercia‑ mi diceva:
“Le donne costano troppo lavoro o non valgono la pena. Popola i tuoi sogni con quelle che ti piacciono e saranno tue finché riposi!”
“Non ti lavare i denti, almeno, con i sessi usati. Rifuggi, per quanto possibile, le malattie veneree, però se qualche volta dovessi optare tra un premio alla virtù e la sifilide, non trepidare un solo istante: il mercurio è molto meno pesante dell’astinenza!”
“Quando una natica ti sorriderà non confidarlo nemmeno ai gatti. Ricorda che non troverai mai un luogo migliore dove metter la lingua della tua propria tasca, e che vale di più un sesso nella mano che cento in libertà.”
Però a mia nonna piaceva contraddirsi e dopo avermi chiesto di trovargli gli occhiali che aveva sulla fronte, aggiungeva con voce di fotografia:
“La vita –te lo dico per esperienza è un lungo abbruttimento. Vedi già in che stato e in che condizione si trova la tua povera nonna. Se non fosse per la speranza di vederci un po’ meglio dopo morta!…
“L’abitudine ci tesse quotidianamente una ragnatela nelle pupille. Poco a poco ci imprigiona la sintassi, il dizionario, e anche se le zanzare volano suonando la tromba, ci manca il coraggio di chiamarli arcangeli. Quando una zia ci porta a fare visita, salutiamo tutti quanti, però proviamo vergogna a stringere la mano al signor gatto, e più tardi, a sentire il desiderio di viaggiare, prendiamo un biglietto in un’agenzia di piroscafi invece di tramutare una sedia in transatlantico.
“Per questo –anche se mi credi completamente rimbambita non mi stancherò mai di ripeterti che non devi rinunciare nemmeno al tuo diritto di rinunciare. Il mal di denti, le statistiche municipali, l’uso della segatura, del truciolo e di altri sperperi, possono darci una soddisfazione insospettata. Apri le braccia e non negarti al clarinetto, né agli errori di ortografia. Confezionati una nuova verginità ogni cinque minuti e ascolta questi consigli come se te li desse una sagoma, poiché anche se l’esperienza è una malattia che offre un minimo pericolo di contagio, non devi esporti al fatto che influisca neppure sulla tua ombra.
“L’imitazione ha prostituito persino i fermacravatte!”




¡AZOTADME!
¡Azotadme!

Aquí estoy,
¡azotadme!
Merezco que me azoten.
No lamí la rompiente,
la sombra de las vacas,
las espinas,
la lluvia;
con fervor,
durante años;
descalzo,
estremecido,
absorto,
iluminado.
No me postré ante el barro,
ante el misterio intacto
del polen,
de la cama,
del gusano,
del pasto;
por timidez,
por miedo,
por pudor,
por cansancio.
No adoré los pesebres,
las ventanas heridas,
los ojos de los burros,
los manzanos,
el alba;
sin restricción,
de hinojos,
entregado,
desnudo,
con los poros erectos,
con los brazos al viento,
delirante,
sombrío;
en comunión de espanto,
de humildad,
de ignorancia,
como hubiera deseado…
¡cómo hubiera deseado!



FRUSTATEMI!

Frustatemi!
Sono qui,
frustatemi!
Merito di essere frustato.
Non ho leccato il frangente,
l’ombra delle vacche,
le spine,
la pioggia;
con fervore,
per anni;
scalzo,
tremante,
assorto,
illuminato.
Non mi sono prostrato davanti al fango,
davanti al mistero intatto
del polline,
del letto,
del verme,
del pascolo;
per timidezza,
per paura,
per pudore,
per stanchezza.
Non ho adorato i presepi,
le finestre ferite,
gli occhi degli asini,
i meli,
l’alba;
senza restrizioni,
in ginocchio,
dedito,
nudo,
con tutti i pori eretti,
con le braccia al vento,
delirante,
cupo;
in comunione di spavento,
di umiltà,
di ignoranza,
come avrei desiderato…
come avrei desiderato!


Visits: 1604

¡SIGAMOS EN CONTACTO!

¡Nos encantaría tenerte al día con nuestras últimas publicaciones

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

1 comentario en “Siesta y otros poemas de OLIVERIO GIRONDO”

  1. Pingback: Cinco poemas de JESÚS CÁRDENAS

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *