El día de hoy les comparto una selección de textos del libro Poesía morosa. Prositas de amor contra el SAT, el más reciente libro de la poeta Xitlalitl Rodríguez Mendoza (Guadalajara, Jalisco, 1982). En este libro se explora la cotidianeidad de lxs poetas y la manera en que enfrentan el capitalismo salvaje, con un toque de humor y nostalgia, y sin dejar a lado la ternura. Me gustan mucho los diferentes registros que involucra este poemario y espero puedan trasladarse a la selección que comparto a continuación. Y que los disfruten.
«Dios me libre de gente tan espiritual,
que todo lo quiere hacer contemplación perfecta…»
Santa Teresa de Jesús censura
al padre fray Juan de la Cruz
Para escribir se necesitan recursos. Y los errores son una mina. Marcar fallas en el calendario, de nuevo, breves hilos, días, conjeturas, estirar relaciones, afinar la tensión, la competencia, diría Bourdieu, en el campo. El tiempo sin trabajar escupe, aísla, estimula las formas más diversas de mortificar el cuerpo. Un barbero le hizo una sangría a Santa Teresa de Jesús el 3 de octubre. El 4 murió ella. Al día siguiente se instauró el calendario gregoriano; su muerte nació el 15 de octubre de 1582. Yo, el 15 de octubre de 1982. Un dato estrafalario, sin importancia, que sin embargo, me hace lucir mejor cuando me imagino como Alaska y grito Quiero ser santa ante el aullido y la ovación, al despeñarse contra el suelo de la ducha, de millones de gotitas de agua que debería pagar antes de irme al trabajo y de que corten el suministro.
Cuando digo tu nombre, nombro todo lo que está fuera de mí. Combustible. Una penumbra en lentejuelas me abraza hasta el amanecer y te veo, al piano, como un pequeño dios o como la viruta esparcida de un borrador gastado de raspar este garabato que soy, esta errata, esta persona que pudo haber sido un mail o un tuit o un 21 en un boletito del camión. En tus partituras siempre hay nombres, como notas, como si Satie estuviera lamiéndote los dedos. Tarareas algo que me hace sentir que moriré mañana y entonces adelanto lo que pueda de esta traducción que —me dicen— tiene un registro demasiado alto. Debo bajarlo. Igual que el último rastro de lo que me queda, algunas palabras que seguirán sirviendo si les quito el polvo. Palabras como la palabra polvo o Conasupo, palabras datadas entre los años ochenta y noventa y, acaso, tú que aún me sirve para definir algo inabarcable, como un crédito hipotecario: algo a lo que no puedo acceder.
Tremors
La nuestra es una casa muy larga
como un túnel
con sol al fondo.
Cuando mi papá se ponía a ver la tele
me gritaba:
“¡Córrele, ¡la bruja! Veeeen”.
Y yo rebotaba a toda velocidad
entre el adobe y las matas,
desde mis cinco, seis
o siete años,
para alcanzar a ver un poquito
de terror y luego celebrarlo:
de estar acostado en el sofá,
él se levantaba con el impulso
de una patada voladora
y encendía una carcajada al cielo.
Yo aullaba de terror,
y me enjuagaba el miedo
con los comerciales.
A veces no había una bruja en la pantalla
sino un monstruo
junto a Kevin Bacon
y los tentáculos de su mullet invertida
esperando a que el suelo se levante
y ruja como nosotros.
Terror bajo la tierra era uno de nuestros clásicos.
Ahora que acaban de agregarla a netflix
volví a verla y sentí cómo el monstruo de la nostalgia
me atravesó el vientre y el pecho estranguló mis arterias.
El pueblo llamado Perfection
tembló dentro de mí
y mi sangre floreció
rosita magma
de imágenes
como cabezas de gusano
asolaron mi memoria.
Mi papá sigue estando muerto.
Pero a veces vendrá a saludarme
bajo nuestro sol ficticio de Arizona
(¿o es en Nevada?)
frente a una televisión
al inicio de nuevas casas
de nuevos túneles
que nos conducen siempre
al mismo final.
A mi Nina Elvira
Alguien dentro de ti me está enseñando
cómo mueren los que saben que mueren,
los que han medido el tiempo con la paciencia de un molino.
Eres clara y tibia como tu mano sobre mi frente
dentro te crece un lago.
Lo escucho alimentarse sigilosamente de tu carne
como en la pisca de un grano oscuro y liviano.
Mientras, nos cosemos la boca con la letanía de una vida pasada
para no dormir a la intemperie.
Sabes que soy sorda, que el alfabeto me vino de retina,
que sólo hablo de imágenes descarriladas
porque tus ojos me reflejan.
Fuera de ti hay un olor a tres paredes y media
y el sonido es una puerta que no abre.
Es necesario repetir lo que muere de los que saben que mueren
desde alguien dentro de mí, para alguien dentro.
la gata Leda, de Deniz, dice nga
los gatos coreanos dicen yaow
los japoneses, nyan
los sajones, meow
los griegos, niáu
los letones, nau
los checos, mnau
los rusos, mjáu
los alemanes, miauw
los islandeses, mjá
los vietnamitas, ngoao
los malayos, ngeong
los gaélicos, miamha
los chinos, miâo
los franceses, miaou
los italianos, miao
los hispanoamericanos dicen miau
pero dentro
aquí dentro
se dice mío
Xitlalitl Rodríguez Mendoza (Guadalajara, Jalisco,