Vuela Palabra

EDUARDO CARRANZA «Te llamarás silencio en adelante»

Presentamos una selección de poemas del poeta colombiano Eduardo Carranza. Textos en los que el autor desnuda cada sentimiento humano, como si tuviera un pincel, y con ellos dibujara en cada verso un maravilloso retrato lleno de colores, perfumes y música.

Azul de ti

Pensar en ti es azul, como ir vagando
por un bosque dorado al mediodía:
nacen jardines en el habla mía
y con mis nubes por tus sueños ando.

Nos une y nos separa un aire blando,
una distancia de melancolía;
yo alzo los brazos de mi poesía,
azul de ti, dolido y esperando.

Es como un horizonte de violines
o un tibio sufrimiento de jazmines
pensar en ti, de azul temperamento.
El mundo se me vuelve cristalino,

y te miro, entre lámparas de trino,
azul domingo de mi pensamiento.

 

Es melancolía

Te llamarás silencio en adelante.
Y el sitio que ocupabas en el aire

se llamará melancolía.

Escribiré en el vino rojo un nombre:
el tu nombre que estuvo junto a mi alma
sonriendo entre violetas.

Ahora miro largamente, absorto,
esta mano que anduvo por tu rostro,
que soñó junto a ti.

Esta mano lejana, de otro mundo
que conoció una rosa y otra rosa,
y el tibio, el lento nácar.

Un día iré a buscarme, iré a buscar
mi fantasma sediento entre los pinos
y la palabra amor.

Te llamarás silencio en adelante.
Lo escribo con la mano que aquel día
iba contigo entre los pinos.

 

Tema de fuego y mar

Sólo el fuego y el mar pueden mirarse
sin fin. Ni aún el cielo con sus nubes.

Sólo tu rostro, sólo el mar y el fuego.
Las llamas, y las olas, y tus ojos.

Serás de fuego y mar, ojos oscuros.
De ola y llama serás, negros cabellos.
Sabrás el desenlace de la hoguera.
Y sabrás el secreto de la espuma.

Coronada de azul como la ola.
Aguda y sideral como la llama.
Sólo tu rostro interminablemente.
Como el fuego y el mar. Como la muerte.


Tema de mujer y manzana

……………………………………………….A Nicanor Parra

Una mujer mordía una manzana.
Volaba el tiempo sobre los tejados.
La primavera con sus largas piernas,
huía riendo como una muchacha.
Bajo sus pies nacía el agua pura.
Un sol, secreto sol, la maduraba
con su fuego alumbrándola por dentro.
En sus cabellos comenzaba el aire.
Verde y rosa la tierra era en su mano.
La primavera alzaba su bandera
de irrefutable azul contra la muerte.
Una mujer mordía una manzana.
Subiendo, azul, una vehemente savia
entreabría su mano y circulaban
por su cuerpo los peces y las flores.
Gimiendo desde lejos la buscaba
-bajo el testuz de azahares coronado-
el viento como un toro transparente.
La llama blanca de un jazmín ardía.
Y el mar, la mar del sur, la mar brillaba
igual que el rostro de la enamorada.
Una mujer mordía una manzana.
Las estrellas de Homero la miraban.
Volaba el tiempo sobre los tejados.
Huía un tropel de bestias azuladas.
Desde el principio, y por siempre jamás,
una mujer mordía una manzana.
Mi corazón sentía oscuramente
que algo brillaba en esos dientes.
Mi corazón que ha sido y será tierra.

 

Imagen casi perdida

Como el viento eres clara sin saberlo.
Vacila tu actitud como la tarde
suavemente inclinada sobre el mundo.

Eres hecha de sueños olvidados
y te olvido de pronto, como a un sueño;
mi corazón te busca como el humo
busca la altura y hacia ella muere.

Como una tibia flor te lleva el día
prendida entre sus labios. Eres alta,
azul, delgada, y recta como un silbo.
Te recuerdo de pronto como a un sueño.

 

Eduardo Carranza (Villavicencio, Colombia, 1913-Bogotá, Colombia, 1985) Fue un escritor y diplomático. Cuando tenía 12 años se trasladó con su familia a la capital de su país, donde más tarde se recibió y ejerció como docente. Desempeñó asimismo la dirección de diversas revistas, tales como Altiplano, la Revista de las Indias y la de la Universidad de los Andes; además, redactó columnas para los periódicos ABC de Madrid y El Nacional de Caracas. Gracias al hecho de haber sido agregado cultural colombiano en Chile, tuvo la oportunidad de conocer a otros grandes de la literatura, como Pablo Neruda.

Entre sus obras se destacan los poemarios: Canciones para iniciar una fiesta, Azul de ti, Una rosa sobre una espada y Tú vienes por la calle. Fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía de Venezuela y la Medalla de Honor de Cultura Hispánica, entre otros reconocimientos; además, desde el año 1990 existe en Colombia un premio que lleva su nombre.

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