Vuela Palabra

María Eugenia Marínez Garcés

Siete poemas de María Eugenia Marínez Garcés

Leeremos siete poemas de María Eugenia Marínez Garcés, poeta de Tumaco, Nariño. Ha publicado el poemario La oscura cicatriz de algún silencio (2021). Es autora del blog http://horizontefemenino.blogspot.com. Ha publicado los siguientes ensayos: Desgracias, determinación natural y justicia. En D. Grueso (comp). La justicia una reflexión inacabada. Entre lo clásico y lo contemporáneo y El mérito, la necesidad y la ciudadanía social en la justicia de género de Nancy Fraser. Justicia, redistribución, reconocimiento y participación política. Una revisión de las teorías de Nancy Fraser.


Oblivisci

Hay días que desecha la memoria,

tienen consistencia vaporosa,
es difícil agarrarlos con los dedos.

Temo que días como esos
tengan réplica,
proyecciones que en las noches
si no sueño, salen de mí
a imponer un nuevo ciclo.

Esos días enmarañan nuestros ojos,
los contornos de las cosas,
los sonidos, nuestra frágil comprensión
de lo que es dado,
astillas que se clavan en las manos.

En días como esos
la palabra
es la oscura cicatriz
de algún silencio.



Sabor a frutas

El sabor de las frutas

es tu voz, madre,
y el color, la tarde que partiste.

Muerdo en lo profundo,
eres semilla,
germinas vuelta risa entre mis labios.

La corteza es tu piel, madre,
la amarga esclavitud de tus ancestros.

Fruta negada del humano árbol,
marchita fue tu vida entre los nuestros.

Ha quedado tu aroma en los canastos,
de camino a la plaza de mercado.

Madre jecha, fugaz, eco de mi alma,
cosecho tus recuerdos todo el año.



La parca

No basta el sol para alumbrar la muerte

si escondido tras su sombra va el olvido,
y revela a nuestros pasos el camino
a la extraña plenitud que da el silencio.

Alberga todo ser su propio abismo,
cada paso delimita sus fronteras,
más el suelo, aquella imagen o espejismo,
se hundirá en la madrugada, cualquier día,
cuando el sol entre las sombras no despierte,
pues la luna son los ojos de la muerte.




Silencio

He visto al tiempo

ser neblina en nuestros actos
y la vida un singular que se resiste.

A los hombres que dominan los sentidos,
con los años, los he visto arrepentirse
cuando exhibe lujuriosa y cruel la vida,
contornos que la niebla ensombrecía
y aparecen ya radiantes,
como nuevos,
sucesos que creímos acertijos.

La renovada luz del mundo,
ese frágil patrimonio de los años,
excusa la ceguera del sufriente,
la torpe necedad de hacerle nudos
a una cuerda que se advierte inexistente.




Ciudades

Camino a la ciudad

diviso a la distancia ciertas señas.

Un hedor dulzón, el miedo,
respira la conciencia de lo vivo.

Aúlla el desamparo desde un perro,
famélica su muerte lo ha olvidado.

Hollín es la memoria,
los recuerdos
deambulan con heridas denigrantes.

Nos miran con cinismo las estatuas,
enseñan a los vivos sus hazañas.

Son piedras esos próceres, sus lápidas,
la gélida premisa de la historia.

Arribo a la ciudad,
no me detengo.

La ruta que me lleva ya es regreso.



Caligrafía

En mi nombre

el olvido duerme viejo,
está cansado, acecha,
espera que la tinta se diluya
y el polvo borre las letras.

Aguarda el olvido
que mis ojos no respondan,
al llamado del sol cada mañana,
imagen que reclama el pensamiento.

Que los grafemas ahoguen
cualquier ímpetu de ser,
aún al margen,
y escurra lo vivido entre los signos.

Para el olvido,
que mi nombre sea
el sepulcro más profundo.



Otro mundo

Soy vértebra que Dios

sacó de Adán,
gloria y pecado.

Abandoné el Paraíso,
no hay retorno.

Quedaron mis pies en el camino,
pertenecen al polvo, él imprime
ansias de andar entre derrumbes.

Estoy hecha de oraciones,
mis plegarias,
pasos que el desastre no evitaron.

Llevo en la huida mis manos,
son dones,
para ofrendar a la tierra
siembro palabras,
frutos sinsabores.

Arrastro tras de mí
había una vez una doncella”,
y todos los cuentos, mi historia
escrita por la pluma de algún otro.

Cualquier día ser mujer será una ruta,
mi cuerpo humilde esqueje una puerta,
a otro mundo donde pueda
ser anhelo de Dios
y no un precipicio.



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2 comentarios en “Siete poemas de María Eugenia Marínez Garcés”

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