La presente entrevista fue publicada en italiano por MockUp Magazine. Esta vez presentamos, desde Vuela Palabra, la versión en español en la traducción de Marisol Bohórquez Godoy.
Por Lucilla Trapazzo
Conocí a Elizabeth Grech y a Marisol Bohórquez Godoy en el 2018, en el Festival Internacional de Poesía “Ditët e Naimit”, en Tetovo, Macedonia. Después de días de continuos descubrimientos e interminables diálogos, aprendí a amarlas y a reconocerlas, no solo por su voz poética, sino como hermanas.
Elizabeth Grech, poeta maltesa residente en París, es traductora literaria; sus poemas, publicados en Italia por Capire Edizioni con el título Terre Sospese, han aparecido en algunas revistas literarias y se han leído en festivales internacionales de poesía, como en Túnez y Macedonia. La poesía de Elizabeth Grech es refinada, esencial, tallada por los sonidos de su tierra de fuego y agua, de carne. Su voz es de fuerte intensidad, atravesada por sinestesia sensorial, por olores, colores, sabores que corren de un lado del Mediterráneo al otro.
Marisol Bohórquez Godoy, colombiana, vive en Estados Unidos. Graduada en ingeniería, es poeta, pintora, traductora. Ha participado de festivales internacionales de poesía en Macedonia, Italia, Argentina, Colombia, ha sido traducida al inglés, francés e italiano. En 2017 se publicó en Italia su libro de poemas Effetto Farfalla-Efecto Mariposa (Raffaelli Editore) y en 2019 La Forma del Vacío-La Forma del Vuoto (Ed. Lieto Colle). Luces y sombras de su tierra natal y el amor por la ciencia permean su poesía del ánimo y de la voz exquisitamente femeninas, porque se puede ser mujer, poeta y científica, más allá de cualquier preconcepto.
LT a EG Y MB: Sus tierras natales son Malta y Colombia, ¿cómo influyó la infancia en su vena artística, qué queda de sus tierras en sus versos y cómo Francia y Estados Unidos han modificado su voz poética?
EG: La infancia es parte integral de cada uno, pero no para todos es un período ligado a la alegría; de adultos nos acostumbramos a pelar las capas de la nostalgia, a hacer las paces y a convivir con el niño que permanece en nosotros, a reconocerlo, a amarlo con sus heridas, con la alegría de las cosas sencillas. La poesía me permite expresar todo esto de «otra» manera, de una manera «elevada», para que también pueda aprender el desapego. Lo que queda son los colores, los olores, el tacto, las imágenes, las sensaciones, los elementos…
Francia me ha dado un contexto propicio para descubrir mi voz, hacerla crecer, perfeccionarla.
MB: Mi infancia, a pesar de la guerra en Colombia en los 80, fue muy feliz. Crecí en el campo, rodeada de naturaleza, lo que me convirtió en una niña demasiado inquieta, con muchas preguntas. Pintaba todo cuanto observaba a mi alrededor. Mi madre me enseñó a leer y a dibujar desde que tenía cuatro años. Desde entonces mi pasión fue la pintura. En ese momento no planeaba convertirme en escritora. Recuerdo pasar horas persiguiendo mariposas porque las había de todos los colores y tamaños. Siempre me han parecido una metáfora de nuestra existencia. Recuerdo que había una mariposa con un número ocho en sus alas y me causaba gran fascinación porque también me gustaban las matemáticas. Cuando descubrí el símbolo del infinito escribí un verso en el que digo: «las mariposas llevan tatuado el infinito en sus alas».
Durante mis primeros seis años no había energía eléctrica, y pasaba horas, de noche, leyendo a la luz de las velas. Amaba especialmente a poetas como Antonio Machado y el colombiano José Asunción Silva. Los preferí a los libros para niños. Entonces, sin saberlo, se fue desarrollando mi pasión por la escritura. Y mi patria, Colombia, siempre estará en el corazón de cada verso que escribo.
Estados Unidos ha cambiado mi opinión sobre muchas cosas. Es una cultura que contrasta demasiado con la mía. La forma en que se educa a los niños y cómo se entrelazan los afectos entre las personas, tan diferente a nuestras costumbres. También ha sido un choque ver que en muchos lugares las armas son un juego, y en cambio para mí, representan el horror de una guerra que viví de cerca. Por otro lado está la xenofobia. Vivir en un país donde siempre serás extranjero no es tarea fácil. Por supuesto, todo esto influye en mi escritura. Mis poemas escritos en Estados Unidos tienen otra música y también otros silencios.
LT a EG: En lingüística se asume que el desarrollo cognitivo y conductual de cada ser humano está influenciado por el lenguaje hablado. Escuchar la lengua maltés y la lengua francesa tiene una esencia completamente diferente. ¿Cómo cambia su voz poética en ambos idiomas? Cuál es el punto de encuentro?
EG: Generalmente escribo en maltés, pero en los últimos meses también he empezado a escribir en francés, a veces incluso escribo en italiano. El privilegio de crecer en Malta es el bilingüismo; todo el mundo habla, lee y escribe en otros idiomas, esto abre puertas infinitas a otros mundos (en todos los sentidos), nos permite navegar entre un mundo y otro. Es una gran riqueza: estos idiomas se alimentan entre sí en mi interior, se mezclan; pero también es un gran desafío encontrar un equilibrio entre todos estos lenguajes. Por tanto, es difícil entender dónde empieza uno y dónde acaba el otro (a veces empiezo a escribir en un idioma y continúo en otro sin darme cuenta). Al mismo tiempo, cada idioma me permite expresar una parte de mí de manera diferente, porque cada idioma tiene una relación diferente con el espacio y el tiempo. El punto de encuentro es mi sensibilidad (un elemento líquido que toma diferentes formas).
LT a MB: ¿Cuál es el papel de la ciencia, que también aparece en primer plano en los títulos de sus libros, en su poesía?
MB: Como lo expresé al inicio, me han encantado las matemáticas y su vastedad, desde que era niña. Las he visto presentes en todo: en las hojas de los árboles, en los pétalos de las flores, en la forma de las burbujas de jabón, en la imposibilidad de contar las estrellas bajo el cielo de aquellos días de la infancia. Así que crecí tomando el arte y la ciencia de la mano. Quería estudiar una carrera relacionada con ello, entonces elegí la ingeniería industrial. También porque esta profesión analiza la relación hombre-máquina, y esto me parece poético en muchos sentidos.
Cuando inicié mis estudios de ingeniería ya había escrito muchos poemas; tal vez vinculados un poco más al concepto de vacío existencial. Pero, al acercarme a las teorías de Cantor, Heisenberg, Dirac, Einstein, entre muchas otras, empecé a replantearme ese concepto de vacío existencial y a descubrir el vacío desde las modernas teorías de la física, e incorporarlo a mis poemas. A partir de ahí mi pasión por la relación entre ciencia y poesía ha crecido exponencialmente, y mi último poemario lo confirma.
LT- a EG y MB: ¿Cómo influye su trabajo como traductoras en su escritura? Por otro lado, cuando traducen, ¿qué parte de ustedes queda plasmada en los versos de los autores?
EG: La traducción literaria me permitió quedarme entre bastidores, esconder mi voz, que al principio temía hacer que fuera escuchada. Pero a su vez, también me dio tiempo para sumergirme profundamente en el trabajo de otros, en otras voces, otros estilos, otros guiones y, finalmente, encontrar, explorar, tallar y profundizar lentamente el mío.
La traducción implica elecciones continuas, elecciones de palabras, colores, sonidos; estas elecciones son subjetivas, por eso creo que en estos versos, que son de otras personas y que traduzco en otro idioma, al final también está toda mi compleja sensibilidad.
MB: Cuando decidí empezar a traducir, lo hice por amor a la lengua italiana, y rápidamente se convirtió en mucho más que eso. El traductor lee el texto de dos formas distintas: lo lee desde el papel de lector y lo hace al mismo tiempo desde el rol de escritor (como si fuera el autor de dicho texto). En ese momento hay una apropiación del sentimiento. Al lector le interesa descubrir en el poema, reflejos de su propia existencia. El traductor busca lo mismo, pero además intenta llegar a la profundidad del texto, hasta descubrir tantas piezas del rompecabezas como sea posible, detrás de la intención del autor, y tratar de crear una obra, que sin ser una reproducción, mantenga el alma del poema original en una lengua distinta. Traducir es, sin duda alguna, la manera más profunda de leer.
Siempre he querido tener el superpoder de leer la mente de las personas, y creo que la traducción nos da algo de eso. Al mismo tiempo, influye en mi forma de escribir, porque me concede amplitud sobre las cosas que en mi idioma pueden significar algo y que, dichas en una lengua extranjera, conducen a territorios desconocidos. La huella de cada poema traducido está tatuada en mi memoria, como un capítulo de una vida que nunca me ha pertenecido, pero que estoy plenamente convencida de haber transitado.
Poema de Elizabeth Grech de su poemario Terre Sospese (Capire Edizioni, 2019)
Parole
Devo tuffarmi,
pescare una ad una
queste parole
che mi nuotano in testa.
Come uno straccio
le strizzerò
prima di stenderle
e fermarle con mollette.
Le guarderò asciugarsi,
indurirsi,
curvarsi
al sole infuocato d’agosto,
poi le stenderò
una ad una
sulle piastrelle umide del patio.
Tenderò l’orecchio,
provando a comprenderle
prima di lasciare
che le prime pioggie
le bagnino,
le stingano,
come carta dimenticata
in tasca,
lavata per errore.
(trad. Massimo Barilla)
Palabras
Tengo que bucear
pescar una a una
estas palabras
que me nadan en la cabeza.
Como un trapo
las exprimiré
antes de colgarlas
y suspenderlas con ganchos.
Las veré secarse,
endurecerse
curvarse
en el ardiente sol de agosto,
entonces las extenderé
una por una
en los azulejos mojados del patio.
Tenderé la oreja,
tratando de entenderlas
antes de dejar
que las primeras lluvias
las bañen
las destiñan
como papel olvidado
en tu bolsillo
lavado por error.
(trad. Marisol Bohórquez Godoy
Poema de Marisol Bohórquez Godoy de su poemario Efecto mariposa – Effetto farfalla (Rafaelli Editore, 2017)
Con tendencia a infinito
Pregúntale a los hombres de ciencia por esto que crece sin medida.
¿Pueden acaso encontrar la exacta respuesta al límite de este 1 que eres tú
sobre esta x, figura indefinida que soy yo
con tendencia a infinito?
Mis alas se expanden en un vuelo tan alto.
Se precipitan a veces hacia el punto cero;
-abismo matemático-
donde todo cuanto pretende ser multiplicado
se reduce a la nada.
Allí, tan cerca de ser anuladas, se elevan
como frágil burbuja que encuentra salvación en un beso del viento,
y sin más salida que este indeterminado número de probabilidades
donde espero tocarte en algún punto,
emprendo de nuevo este viaje
-curva de amor que has trazado-
en el plano cartesiano de tus sueños.