Hoy tengo la alegría de compartir una muestra de la poesía de Esmeralda Torres, con textos que la autora ha elegido de sus libros Resplandor de pájaro (2020) y La noche de los tamarindos (2023). En ellos, su voz se mueve entre la memoria y la herida, pero también entre la fertilidad de lo que renace. Sus poemas erigen un territorio donde la casa, el río, los pájaros, la madre, las ciudades y las piedras aparecen como presencias que viajan de lo cotidiano a lo mítico, en un lenguaje que respira tanto la pérdida como la posibilidad de un nuevo comienzo.
Lo que atraviesa estos versos es una conciencia aguda de la fragilidad: los objetos, los cuerpos y las palabras se muestran marcados por cicatrices y derrotas, aunque siempre abiertos a transformarse en canto. El paisaje, tanto exterior como interior, se convierte en escenario de desarraigos donde la infancia, la condición de ser mujer, y la memoria colectiva se entrelazan en imágenes de gran poder simbólico. La poesía de Torres crea así un universo en el que lo íntimo se confunde con lo ancestral y lo telúrico, y desde allí nos recuerda que, incluso en medio del dolor y la devastación, la belleza y el misterio de la vida continúan intactos.
Del libro: Resplandor de pájaro (2020)
Esta casa se cae a pedazos, amor,
gota a gota
hoja a hoja.
En un lento transcurrir,
que no la brisa, que ayuda.
que tumba, que deshoja.
Esta casa se cae a silencios, amor
adiós tras adiós
sueño a sueño.
Como un latido
que por seco, suena más apagado.
Esta casa se cae a olvidos, amor
desolados tú y yo.
Para irnos, como los pájaros
o para ser, como los árboles.
Ella no sabe
Ella no sabe
que la estuve soñando en la vigilia.
Yo no quería que me viera
con mi falda de flores de cortina
y mis zapatos de tela ennegrecida por el lodo.
Tal vez sea este el paisaje de los pájaros asustados.
Tal vez yo haya venido a ovillarme a los pies de la noche
para ocultar las heridas que deja la memoria.
Ella no sabe
que es esta la hora de las preguntas terribles,
de las palabras prohibidas.
Esas palabras inventadas por los hombres para hacer daño.
Para calar en los huesos las peores derrotas.
Pero también la palabra pájaro puede herirnos.
Ella no sabe.
¿Cuál es el color interno de una hoguera?
Un heliotropo es una flor
para dibujar la letra H en las cartillas.
Ella y sus sueños justicieros
ya no me toma de la mano para cruzar.
Por eso he venido esta noche con mi falda de flores de cortina
con mis zapatos sucios, con mi memoria herida,
con un pájaro en el pecho, esta derrota.
Ella no sabe
que retrasó mi partida.
Al salir rompí la puerta y sus candados,
por eso la herida que en mi mano dibuja una flor,
al fin un heliotropo.
Voy a la deriva, ella no sabe,
a juntar mis pájaros con los peces del río.
Del libro: La noche de los tamarindos (2023)
Canción de la piedra
Vine a secar sobre esta piedra
este vestido rojo de mi madre
este barco de papel, casi borrado
esta historia olvidada
este espejo roto por un trueno y su relámpago
esta memoria herida.
Vine a secar sobre esta piedra
lo que encontré en la casa de la infancia.
Pero no digo a nadie la mitad de lo que oculto.
Voy a secarlo a la orilla del río
sobre estas piedras inocentes.
Voy a devolverle un tiempo a mis tesoros
a ver si rescato la fresca pureza de lo nuevo.
Porque no sé cómo decir pájara en vuelo.
Porque no recuerdo el olor de la tierra.
Ciudad vuelta a soñar
¿De dónde sale este dolor?
¿Este rumor de árbol, este temblor de monte?
¿A qué hora se acuestan a dormir las hojas?
¿Quién dejó para que yo reparara este vergel arrasado?
¿Cuál es el riesgo de volar a ras del agua si voy herida?
¿Cuántas muertes he merecido por no honrar la flor de la siempreviva?
Perdí por blasfemar mi paraíso
pero alcancé a presagiar el misterio de un reino
y volví para fundar en mí todas las ciudades.
Azul del tiempo
Para Celso Medina
A esta ciudad el viento la recorre en forma de plegaria
el agapanto ya no busca las nubes
y ya el pijotero cantó su ultimátum a la lluvia.
De entre el mereyal sombrío que nos dejó el sol de la tarde
sale un tigre hacia la noche,
lo veo sin espantarme
porque reconozco a mi madre en la pisada.
A esta ciudad entraron a morir los pájaros de la lejanía
en un ceremonial de paraíso.
Con la madrugada mi madre regresa
la reconozco porque sus cabellos
conservan el color de la sequía y del olvido.
A esta ciudad de redes y curiaras até el chillido del tití
mientras bebía el agua del remanso.
Hay un oro de baraja en su cielo
ya nadie sale o retorna de la noche
no hay madre alguna que me recuerde
en esta ciudad se demora mi nombre.
Miro mi sombra azabache abrazada a la pared
como en el origen azul del tiempo
toda esta memoria la contiene el río.
Esmeralda Torres (Ciudad Bolívar-1967) Poeta y narradora venezolana. Es licenciada en castellano y literatura por la Universidad de Oriente. Ejerció como bibliotecaria y promotora de lectura durante 30 años en la Red de Bibliotecas Públicas del estado Sucre. Reside en Cumaná. Tiene un canal de YouTube donde publica audiolibros de los mejores escritores venezolanos. Asistió al Encuentro de Escritores Venezolanos, organizado por la Cátedra de literatura José Antonio Ramos Sucre en la Universidad de Salamanca, España, en el 2011. Dicta talleres de creación literaria para jóvenes y adultos. Préstamo circulante es una columna semanal de consejos para escritores que publica en la revista Épale Caracas.
En abril de 2025 resultó Ganadora del Premio Literario Casa de las Américas de Poesía, 2025, con su libro CUERPO QUEBRADO LUMBRE. Además, en diciembre de 2023, obtuvo el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Mérida, en Yucatán México, con el libro MUDAR LA CASA.
Tiene una docena de libros publicados en los géneros de poesía y cuento.

Gracias Vuela palabras.
✨💛🌿
Estos poemas sublimes, tienen un suave hilo que ata el canto del río, de los árboles y los pájaros de la vida con un alma adolorida que se reconstruye en sus recuerdos.
Esmeralda es una de las voces más sólidas de la poesía latinoamericana contemporánea. La celebramos con orgullo.
¡Vaya viaje poético! Navegar por estos textos es como intentar adivinar el color interno de una hoguera con un heliotropo dibujado en la memoria. ¿Pájaro en el pecho o peces del río? ¿Ciudad que soñaba o tigre reconfortante? La autora, Esmeralda Torres, nos lanza preguntas que te hacen buscar en la bandeja de entrada lo que olvidaste secar sobre una piedra. Es un desvío divertido, un préstamo circulante de ideas que te deja con la cuenta atrás de ¿Cuántas muertes merecí?. Un paseo literario recomendable, aunque tu falda de flores y zapatos sucios estén a salvo por ahora.Đồng hồ bấm giờ online